SALMOS 91
Que Dios mismo será su protector (v. 4): «Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro», lo que alude a Dt. 32:11 (comp. Mt. 23:37). Con su instinto maternal, la gallina no sólo protege a sus polluelos, sino que los llama cuando los ve en peligro para que vengan a protegerse bajo sus alas; no sólo los pone a seguro, sino que les conserva el calor. Dios se complace en compararse a un ave por el sumo cuidado con que protege a los suyos. Plumas y alas, aun extendidas con toda ternura, son débiles y frágiles; por eso se añade: «Escudo y adarga es su verdad»: la fidelidad a su promesa es una fuerte defensa. Dios está dispuesto a proteger a su pueblo como una gallina a sus polluelos, pero tiene poder para ello como un guerrero bien armado.