No tendrás tiempo de visitarme, otros deberes haz cumplir y aunque no quieras pequeño mío, tu mas que nadie me hará sufrir, pero no llores mi almita buena, que aun de muerta te he de querer, tu serás siempre mi dicha o mi pena, es el destino de una mujer.
Razón tenia mi pobre madre, por una ella la abandone, con la ilusión de aquellos años, rumbo a la vida me aventure, por arquería batí mis alas y una casita también forme, nuevos amores hubo en mi vida, pero a mi madre nunca olvide.
Como me duele no haberle dicho que eternamente la adorare, que será siempre mi linda reina, la misma reina de mi niñez, no habrá cariño sobre la tierra que me la arranque del corazón, porque se quiere de mil maneras, pero más que a una madre, más que a una madre, tan solo a Dios.